Las relaciones pueden terminar por una amplia variedad de razones. Desde diferencias de personalidad a falta de tiempo de calidad juntos, pasando por el engaño o la infidelidad, insatisfacción sexual, hasta problemas de intimidad y de comunicación o de dinero, etc.
Decidir terminar una relación parece sencillo en términos prácticos, pero emocionalmente no es tan fácil, especialmente si se trata de romper con alguien que todavía te importa.
Y aunque cada relación es diferente y cada persona en una relación es también diferente, hay algunas cuestiones que puedes tener en cuenta para terminar la relación de la manera más consciente posible. Porque no es lo mismo irse (en el sentido de renunciar) que terminar con alguien (en el sentido de completar).
Todas las relaciones que mantenemos con los demás, especialmente las más íntimas, están ahí para apoyarnos a ver y superar nuestras heridas y dolores más profundos, lo que se conoce como nuestra sombra. Nuestra sombra es la parte más negada, más tapada de nosotros mismos, aquello que más nos desagrada, nos reprochamos o rechazamos de nuestro interior sin darnos cuenta de ello.
Es por este motivo, que en ocasiones, es demasiado doloroso hacer frente a las heridas que nuestra pareja nos refleja, por lo que optamos por irnos de la relación.
No obstante, hay 2 maneras muy diferentes -y con consecuencias también distintas- de dejar una relación:
Si consideras posible que todas las circunstancias de tu vida sean simplemente algo así como el plan de estudios del curso que necesitas para superar esas heridas y dolores profundos (es decir, para despertar), dejar a tu pareja sin haber obtenido todos los aprendizajes es como inscribirte en la misma clase con un profesor diferente. No puedes tomar la lección de consciencia 10 hasta que hayas aprendido lo que debías aprender en la lección 9.
Para ayudarte a saber si estás renunciando o completando la relación te invito a verificar la siguiente lista de 9 preguntas:
Todas las parejas se hacen promesas y establecen acuerdos (quién hará qué, para cuándo) ya sean hablados o tácitos, ya sea que se establezcan conscientemente (mucho mejor) o inconscientemente. Antes de dejar tu relación asegúrate de cumplir -en la medida de lo posible- con lo que prometiste.
Si, por ejemplo, llegaste a un acuerdo con tu pareja de que sólo tendrías relaciones sexuales con ella y lo mantuviste durante el tiempo que estuvisteis juntos, al irte estarás "completando". Pero si incumpliste el acuerdo (sin que tu pareja lo supiera) y te vas sin reconocer que rompiste ese acuerdo, estás "renunciando" y no completando. Por lo que muy posiblemente repitas la situación de nuevo en el futuro.
Una señal clave de que estás "renunciando" y no "completando" es que te marches ocultando información, con cosas sin decir o habiendo dicho medias verdades. Parte de lo que significa "completar" tiene que ver con expresar claramente cualquier tipo de encubrimiento.
Un recordatorio: compartir lo que se oculta y hablar con franqueza no se trata de tener razón. No se trata de arrojar tus juicios sobre el otro. Hablar con franqueza significa revelarte a ti mismo/a, desnudarte. Es un acto de vulnerabilidad, no de poder, de sumisión ni de dominio. No puedes "completar" cuando la información es incompleta.
Una dificultad es que, a menudo, cuando las personas están listas para dejar una relación, la confianza se ha erosionado hasta el punto que la idea de decir lo que no se ha dicho parece difícil en el mejor de los casos, y ridícula en el peor. La gente usa esto como una excusa para justificar no completar la relación.
Te animo a mantener una conversación de finalización en la que te arriesgues a revelarte. Es muy posible que descubras que gracias a ello te vas con respeto (mutuo) y mayor comprensión de cómo co-creasteis juntos todo lo que ocurrió.
No tienes que ser dañino/a para ser honesto/a y real.
A menudo, cuando dejamos una relación resulta que hace ya algún tiempo que dejamos de escuchar a la otra persona. Hemos dejado de "ver" verdaderamente a la otra persona y nos hemos cerrado a nosotros mismos, nuestra mente, corazón y cuerpo para no recibir sus comentarios, ni aprender nada que venga de ella y, por lo tanto, de crecer "con" y "gracias" a ella.
La escucha profunda y auténtica es la otra cara de revelarse. No nos revelamos a nosotros mismos y luego simplemente nos vamos. No tiramos la piedra y luego corremos. Decimos nuestra verdad y luego nos quedamos y escuchamos activamente la verdad de la otra persona.
Con frecuencia, dejamos la relación porque simplemente no queremos sentir algo doloroso y difícil, tanto en nuestro corazón como en nuestro cuerpo (sensaciones físicas). Resulta más fácil y es más familiar irse.
Pero si no "completamos" -liberando los sentimientos que estamos evitando sentir- los llevaremos con nosotros (en nuestro cuerpo) a la próxima relación.
Si hago ver que no siento celos (una combinación de ira, miedo y tristeza) o los reprimo para no sentirlos durante la relación, me sentiré celoso/a en la próxima. De hecho, los celos cada aparecerán antes o más intensos en la próxima relación porque estoy cargando con los celos de una relación pasada. Me oiré a mí mismo/a diciendo en mi cabeza algo parecido a: "Oh, Dios mío, es igualito que el último tipo..." o tal vez peor "¡Necesito salir de aquí!"".
Lo mismo sucede con cualquier tipo de relación. Si, por ejemplo, resentí a mi jefe y me enojé y me enfurecí por cómo me trató y no lo libero, lo estaré reprimiendo. De modo que lo llevaré conmigo a mi próximo trabajo y comenzaré a proyectarlo en mi nuevo gerente y / o figura de autoridad en general.
"Completar" antes de irse se basa principalmente en ser consciente de que co-creaste lo que (te) ocurrió y adueñarte de ello. Quienes abandonan, a menudo, se ven a sí mismos/as como víctimas de lo que les sucedió. Una forma clave de no obtener todo lo que debiste haber aprendido antes de irte es seguir culpando a otra persona por lo que os sucedió.
La forma de bloquear los aprendizajes es culparse a sí mismo por lo que sucedió:
"me equivoqué y elegí a otro celoso como pareja, ¡vaya desastre que estoy hecho/a". Culparte a ti mismo/a te impide saber cosas sobre ti profundas e importantes. Como afirma Debbie Ford, "es en este lugar, absolutamente insospechado, donde encontramos la llave para abrir la puerta de nuestra fuerza, felicidad y capacidad para vivir nuestros sueños".
En pocas palabras, "¿Qué es lo que no has enfrentado completamente sobre ti mismo/a, sobre la otra persona o sobre la situación?". "Renunciar" es un sustituto para no tener que enfrentarte completamente a alguna de esas cuestiones.
Si renuncio, no tengo que mirar mi corazón roto, mis patrones adictivos, mi codicia, mi egoísmo, mi codependencia, mi talante sumiso... o mi brillantez, mis deseos más profundos, mi yo creativo o mi poder. No tengo que enfrentar cuestiones como su engaño, sus abusos, su falta de cuidado, lo que realmente valoraba, cómo me usó y cómo usé yo también al otro... o cuánto le amo, lo brillante que es, cómo me defendió y fue un gran aliado, etc.
La mayor parte del sufrimiento proviene de nuestra falta de voluntad para enfrentar, sentir y lidiar plenamente con lo real.
"Completar" implica hacernos la pregunta:
Si no obtuve lo que vine a obtener es importante reconocerlo. Luego, tu autoindagación puede ir a un nivel más profundo con una pregunta como: "¿Estoy buscando a alguien o algo que me dé algo que necesito darme a mí mismo, o algo que ya tengo pero que no estoy mirando lo suficientemente profundo para ver?"
Si no me hago estas preguntas, pasaré a la siguiente relación esperando que me dé lo que creo que me falta. Ignorar la autorreflexión es abono asegurado para el descontento y la carencia en la siguiente relación.
Una clave para las buenas relaciones es la reciprocidad. El flujo natural de dar y recibir. En tu nivel más profundo, sabes que entraste en la relación o situación que dejas para dar algo. ¿Qué fue lo que viniste a dar? Quizás sinceridad, comunicación, responsabilidad, tolerancia, firmeza... ¿Lo diste completamente?
Tal vez llegaste a la relación para brindar tu hospitalidad, presencia, humor, alegría o atención total a una persona. ¿Lo diste? ¿Estás completo? La experiencia de dar, darse plenamente, es una experiencia maravillosa. Es de lo que hablan los atletas cuando dicen que lo dieron todo en la pista. Puedes haber perdido o podría no haber resultado como esperabas, pero diste lo que te tocaba dar... sin calcular, sin reprimirte. Si sientes que no ha sido así, puedes ofrecer un acto reparador (real o simbólico) a la otra persona, o incluso a otra persona distinta. Si, por ejemplo, sientes que deberías haber sido menos sumiso, sé más autoritario o rebelde en otras relaciones en las que estés ejerciendo esa misma sumisión.
Esta es realmente la pregunta final. Es aquella a la que conducen todas las demás. Estoy completo cuando he aprendido lo que esta situación tenía que enseñarme. Otra forma de decir esto es: ¿He crecido y expandido la versión de mí mismo/a que esta relación vino a ofrecerme?
En un mundo ideal, cada separación, divorcio y ruptura incluiría una conversación sobre estos temas. De esta manera, todas las relaciones terminarían en un cierre "perfecto", limpio.
Puede parecer una lista abrumadora. Alguien podría preguntar: "¿Quién realmente completa y no se rinde o renuncia?" Un par de cuestiones al respecto:
Basado en el libro de Jim Dethmer, Diana Chapman & Kaley Warner Klempthe, "15 Commitments"
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