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Qué es el Perdón + Ejercicio Definitivo para Perdonar | Guía Completa

“¿Perdonarle después de lo que me ha hecho?”

"Jamás le perdonaré"

"¡Eso es imperdonable!" 

“¡No se lo puedo perdonar!”

"Me sentiría mejor si pudiera perdonarle…"

"Me gustaría tanto poder hacer las paces con él/ella…"


Cuando piensas o expresas cosas como estas significa que sigues sintiendo algún tipo de rabia, amargura, reproche, rencor, re-sentimiento, incluso si hace tiempo que ya no piensas en esa persona o situación.

 

La verdad es que todos tenemos problemas con el perdón en algún punto: algunas personas vivimos centradas en las disculpas que consideramos que se nos deben y no recibimos. Otras nos sentimos disgustadas con nosotras mismas porque no sabemos cómo pedir perdón. Hay quienes se sienten culpables y sin esperanza porque ya no tienen contacto con aquellos a quienes hicieron o les hicieron daño. Y otras muchas, especialmente las mujeres, tendemos a asumir la responsabilidad continuamente por casi todo lo que nos rodea y nos  disculpamos demasiado a menudo.


Lo qué no es Perdonar

  • "Perdonar" NO es tapar, ni enterrar, ni olvidar lo que pasó (olvidar o enterrar tienen más que ver con la “negación” del hecho que con el perdón).
  • "Perdonar" NO es aprobar lo que nos han hecho. Por ejemplo, la familia de un adicto a las drogas puede perdonarlo por su comportamiento, lo que no significa que apruebe el uso de drogas.
  • "Perdonar" NO es justificar, excusar, tolerar o defender comportamientos inaceptables o dañinos (como agresión, traición, deslealtad, deshonestidad). En tal caso, lo más probable es que estemos utilizando el «perdón» a modo de excusa para no asumir la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos o para evitar hacer cambios, etc.
  • "Perdonar" NO es simular que todo va bien. Es importante no confundir perdonar con negar,  reprimir o minimizar los propios sentimientos, necesidades y deseos (como la rabia, el resentimiento o el dolor que están en tu corazón). No puede haber verdadero perdón si se niegan o reprimen los sentimientos que uno tiene.
  • "Perdonar" NO es ser pasivo (mantener, por ejemplo, un trabajo o una relación que evidentemente no funciona o nos hace daño), ni significa dejar de tomar medidas firmes para cambiar la situación y proteger nuestros derechos.  Puedes, por ejemplo, perdonar a un trabajador por llegar tarde a diario y, aún así, despedirlo por no cumplir con su trabajo. O, puedes perdonar a una expareja que al dejarla destrozó tu coche, al tiempo que emprendes acciones legales contra ella para impedir que vuelva a tener lugar ese tipo de comportamiento.
  • "Perdonar" NO significa tampoco tener que cambiar de comportamiento, como retomar una amistad con una expareja que te causó dolor, por ejemplo, si no sientes internamente que quieres hacerlo desde el amor. Aunque puedes cambiar si así lo quieres: perdonar, por ejemplo, a tu madre por ser tan criticona y, al mismo tiempo, decidir no hacerle más confidencias. 
  • "Perdonar" NO obliga a reconciliarse con el ofensor si no quieres. Reconciliarse significa que formas una nueva relación con la persona y, ciertamente, sin el perdón no puede darse una verdadera reconciliación. Sin embargo, es posible perdonar a un viejo amigo con quien has estado enemistado sin comenzar a llamarlo o quedar con él de nuevo... a no ser que realmente desees hacerlo.
  • "Perdonar" tampoco te exige comunicarte verbal y directamente con la persona a la que has perdonado. No es preciso decirle “te perdono” (puede incluso tener más fuerza cuando no involucras al otro). El perdón es un acto interno. El cambio energético de quien perdona es suficiente para restaurar la situación, se tenga contacto con el otro o no, ¡te lo aseguro!. Aunque también puedes hacerlo, verbal o personalmente, si así lo sientes y es adecuado (aunque, a menos que alguien te haya pedido específicamente perdón en el pasado y tú no se lo hayas dado, te recomiendo que no le digas a la persona en cuestión que la has perdonado. A veces puede crear más problemas porque es posible que no lo vea como una situación que necesitaba tu perdón).
  • "Perdonar" NO tiene que ser una experiencia religiosa, mística o de otro mundo, aunque a veces algunas personas así lo experimentan.
  • "Perdonar" NO es adoptar una actitud arrogante, de superioridad con la que consideras al otro inferior o digno de lástima. 

 


QUÉ ES EL PERDÓN

Qué es Perdonar


“El perdón es muchas cosas:

Es una decisión, una actitud, un proceso y una forma de vida. 

Es algo que ofrecemos a otras personas y algo que aceptamos para nosotros.

El perdón es una decisión, la de ver más allá de los límites de la personalidad de otra persona,

de sus miedos, idiosincrasias, neurosis y errores, la decisión de ver una esencia pura, no condicionada por historias personales, que tiene una capacidad ilimitada y siempre es digna de respeto y amor”


- Fred Luskin -


  • “Perdonar” es una decisión, una actitud proactiva, una elección voluntaria. Significa dejar de lado la necesidad de tener la razón, el deseo de culpar y de perseguir venganza, junto con el hecho de desarrollar las actitudes que todo esto implica.
  • “Perdonar” es también un proceso de aprendizaje y de cambio, un trabajo interior que será más o menos largo en función de la magnitud de la herida, de las reacciones del ofensor y de los recursos propios del ofendido. El perdón es, por tanto, una habilidad entrenable, que precisa de varias habilidades incluyendo la aceptación, el cambio de perspectiva, la regulación emocional, la compasión y la responsabilidad radical.
  • “Perdonar” básicamente significa soltar lo que sientes que otro te debe. Así como perdonar una deuda significa dejar ir lo que se nos debe, perdonar una injusticia significa dejar ir el castigo, la pena o el pago que creemos que nuestro ofensor nos debe. Significa dejar de buscar "el ojo por ojo", pero igualmente, no significa poner la otra mejilla, invitando a más daño.
  • “Perdonar” es soltar toneladas de peso al elegir liberarte emocionalmente del pasado. Es dejar atrás el odio, la ira, el resentimiento hacia la persona o situación que te lastimó porque has decidido vivir más libre y compasivamente en el presente (quizás tu única libertad está en decidir cómo sobrevivir y trascender la lesión o injusticia recibida).  "Re-sentir" es "repetir un sentimiento" una y otra vez. Es por esto que el resentimiento es algo así como un veneno que te va intoxicando lentamente sin que tan siquiera te des cuenta.  Mientras cargas con algún agravio, sufres y padeces. Cuando perdonas, te sientes aliviado, alegre y leve. Si sigues sufriendo, es que no has perdonado. 
  • “Perdonar” es asumir la responsabilidad de tus propias emociones. No eres responsable del daño que te hicieron, pero eres responsable de cómo te sientes hoy en día y de tu recuperación. Si crees que eres una víctima (que la culpa es de otro) significa que cedes al otro el poder de controlar tus emociones, por lo que siempre dependerás de que los demás (o la vida) te traten de cierta manera para poder sentirte bien, digno y feliz.
  • “Perdonar” es dejar que se desintegre el pensamiento que causaba dolor. Significa crear una nueva historia sobre lo que ocurrió (una pacífica y de autoempoderamiento). 
  • “Perdonar” es acabar cualquier conflicto interno crónico, viviendo con mayor aceptación y respeto por ti mismo. Correctamente entendido, el perdón significa volver a poner tu atención en ti mismo, en lugar de en la otra persona, y recuperar una sensación de paz interior y amor.
  • “Perdonar” es liberarte a ti mismo. Puedes creer que una persona no merece el perdón y puede que tengas razón. Sin embargo, el perdón no tiene nada que ver con la otra persona, y tiene todo que ver contigo. El perdón es un viaje interno y un cambio que sucede en tu corazón, por lo que sucede para TI, es para tu beneficio, y no para liberar al ofensor. ¡Al perdonar el que se alivia y libera de los efectos altamente nocivos del odio y el rencor eres tú mismo! Dejas de vivir atado a aquello que odias (sea persona, hecho, país, idea, grupo, etc.). Además, una cierta cantidad de nuestra energía vital se consume en el problema y, cuando perdonamos, recuperamos esa energía para otros esfuerzos más positivos y creativos.
  • “Perdonar” es un acto de valor. Muchos piensan que rabia equivale a fuerza y temen dejarla de lado, como si eso fuera un acto de debilidad y supusiera quedarse indefensos y débiles, incapaces de funcionar en la vida. La rabia genera adrenalina, que confundimos con fuerza y con poder personal. En realidad, el fuerte de verdad es capaz de ser humilde. En la humildad es donde se encuentra la verdadera fuerza, la verdadera conexión. El soberbio sólo esconde su sensación de debilidad, inferioridad o inseguridad. Al perdonar, en lugar de fortalecer el esquema de ataque y defensa que establece el ego y que vivimos día a día, colocamos la fuerza en los valores del alma (compasión, tolerancia, amor, comprensión, cooperación, perdón, humildad, etc.).
  • “Perdonar” es recuperar tu poder. Mientras estás resentido el otro tiene el mando (tiene el poder de quitarte la fuerza con su simple presencia o con cualquier acto o comentario). Al dejar de darle tanto peso al otro, recuperas tu propia fuerza y ves a los demás desde otro lugar. Pasas a ser dueño de tu propio Poder Personal.
  • “Perdonar” es convertirse en héroe en lugar de víctima. Una víctima es alguien sobre quien se actúa y se siente impotente para responder o tomar el control. Un héroe es alguien que muestra un gran coraje y está decidido a superar la adversidad. El perdón es el viaje de un héroe. Es un viaje de pasar de contar la historia como víctima a contar la historia como héroe. Como dice Luskin, autor de Forgive for Good y Forgive for Love, uno de los principales investigadores y profesores del mundo sobre el tema del perdón, y director del Stanford Forgiveness Project, que realiza investigaciones sobre métodos de perdón, significa que tu historia cambia para que tú, y no la situación, tengas el control.
  • "Perdonar" es vivir en el presente, significa que nos liberamos de un pasado que nos ata, que dejamos de hacer reproches por lo que sucedió atrás, y que escogemos la calma del momento presente. No es olvidar, pero sí es dejar de traer situaciones del pasado al presente.
  • “Perdonar” nos conecta con el amor y la bondad naturales. Nos recuerda que somos dignos de amor, puros, inmaculados (nada puede dañar nuestro SER, es el ego el que vive en la vergüenza, la culpa, el odio, etc.).
  • El perdón es el antídoto del sufrimiento. Es aceptar tu destino y tu vida, tal y como son.
  • El perdón es una ley universal según la cual no se puede disfrutar del amor verdadero mientras exista resentimiento en el corazón. 



5 Habilidades Clave para Perdonar

1. Comprensión. Hay otra manera de mirar el mundo...

Para abrir el corazón al perdón es fundamental comprender que todos, sin excepción, estamos automatizados o programados como resultado de vivencias, traumas, rasgos adquiridos y proyecciones. Además, todos tenemos un niño herido dentro. Nadie se escapa ni de sus memorias, ni tampoco de la influencia que recibe de sus ancestros.


Si, por ejemplo, conoces cuál fue el razonamiento de quien te ofendió y aprendes a verlo más allá de su conducta “indebida”, puedes soltar el rencor, dejar de odiar y de sufrir.


En general, los motivos que hacen actuar a las personas se pueden dividir a grandes rasgos en sólo dos:


a) "Querer sentir placer" 

 b) "Evitar sentir dolor"


Cuando piensas en qué placer deseaba sentir aquella persona que le hizo actuar de esa manera, o bien  en qué dolor pretendía evitar, te estás abriendo a una sabiduría mucho más amplia. Y no hace falta saber todos los detalles, con comprender la razón emocional que impulsó al otro -o a ti mismo- es suficiente. Tenemos acceso al perdón, aun sin tener todos los datos. Basta con apoyarnos en nuestra propia experiencia de la naturaleza humana, ya que podemos sentirlo todo dentro de nosotros mismos, en el sentido de que todos somos susceptibles de hacer lo mismo que nos hicieron, dadas las mismas circunstancias, biografía, limitaciones, etc. ¡Desde el SER somos todos iguales!. 


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Al tener todo esto en cuenta tu mente se flexibiliza, experimentas una elevación de la consciencia y obtienes mayor facilidad para tener una visión más amplia de cómo funciona la vida. Además, si sigues ampliando la perspectiva des de la cual suceden las cosas, puedes conectar con  una que reconoce que nuestra vida no contiene errores, sino que, suceda lo que suceda en ella, siempre se está desarrollando perfectamente. 


Desde esta perspectiva (panorámica), ya no habría nada que perdonar porque cada situación se estaría desarrollando perfectamente, exactamente como se suponía que debía desarrollarse.


Al dejar de vernos como víctimas y al alinearnos con la perfección de la vida, podemos abrimos a experimentar agradecimiento, un gran amor y alegría.

 

Sin embargo, hay que enfatizar que comprender no significa condonar. Uno puede comprender a otra persona sin creer que sus acciones son aceptables.


"El perdón requiere una toma de conciencia, un cambio de percepción,

otra manera de considerar a las personas y circunstancias

que nos han causado dolor y problemas".

- Marly Kuenerz -

2. Humildad

Ser humilde es reconocer la pequeñez propia y la del ofensor, es aceptarnos pequeños, falibles, imperfectos, incorrectos, injustos, torpes, inconscientes, etc. por lo que comprendes y reconoces el derecho que todos tenemos a equivocarnos y ser imperfectos. 

 

Cuando eres humilde no te abocas a criticar en forma destructiva a los demás. Tampoco te juzgas con dureza a ti mismo. La humildad te ayuda a comprender que la vida es un proceso para aprender. Si cometes un error, estate dispuesto a aprender de él. Si necesitas ayuda, que el orgullo no te impida pedirla. Y si algo doloroso te ha sucedido, sabes que esconde un aprendizaje para ti. Por tanto, al ejercitar la humildad comprendes que los demás también tienen mucho por aprender, puesto que son tan pequeños y falibles como tú


Cuando no hay perdón, hay orgullo. Hay una parte de ti que exige la perfección (tú sabes cómo deberían haber ido las cosas mejor que Dios, la Vida, el destino...) y se niega a aceptar y tolerar los fallos, que es con lo que realmente aprendemos. Desde la humildad sabes que eres "un grano de arena en la playa”. No es que no seas importante, es sólo que formas parte de una inmensa playa, con infinitos granos de arena iguales a ti.


Además, practicar la humildad con otros te ayudará a concedértela a ti mismo (no puedes ser juicioso con otros y no serlo contigo mismo).


3. Tolerancia

Ser tolerante es aceptar cosas que no nos gustan tal como son. Nos permite ser flexibles. Cuando practicamos la tolerancia no pretendemos imponer que otros piensen y actúen como nosotros, ni tampoco le decimos a la vida cómo debería ser sino que aprendemos a respetar el orden del universo (aunque no nos guste). Lo cual es un inmenso alivio, porque si hay algo mayor que uno mismo que es "quien" organiza y sincroniza los eventos, puedes relajarte y dejar de querer controlarlo todo (que las cosas sucedan como tú quieres).

 

Quien es tolerante puede distinguir lo importante de aquello que no lo es. Se muestra paciente y dispuesto a perdonar cuando la gente se equivoca, cuando la vida le trae lo que le trae. El intolerante critica, se queja, enjuicia y condena a los demás por pensar distinto y por actuar de modo diferente a sus expectativas. Cuando practicamos la tolerancia brindamos espacio para coexistir, para crecer y aprender. No permitimos que las diferencias nos separen.



4. Aceptación

Si piensas "Me es imposible perdonar a tal persona o tal situación", no te culpes ni pienses: "Soy un desastre porque no puedo perdonarle" o "Así no podré tener paz o ser feliz ", etc. Tienes que comprender que te han herido, y antes será necesario que lo aceptes. La aceptación no se trata de derrota o resignación, ni tampoco quiere decir que te guste lo que pasó o que estaba en tu poder detenerlo. Se trata de aceptar que te sucedió – y no se puede deshacer.


Quizá todavía no estés preparado para aceptar... entonces será necesario que te aceptes antes a ti mismo. Primero, uno se perdona a sí mismo. Esto es lo que en psicología se conoce como autoaceptación. Primero aceptamos que nos han herido, aceptamos el dolor que experimentamos, es decir, reconocemos y admitimos la verdad. Después nos autoperdonamos por no poder perdonar a tal persona. De este modo, conseguimos autoaceptarnos, y conseguimos el alivio que nos posibilitará perdonar más adelante. 


5. Responsabilidad

El perdón es una acción responsable que requiere una gran valentía, pues eximes de culpa a lo de fuera y te haces cargo de ti mismo, de tus propias acciones, sentimientos, emociones, pensamientos y comportamiento.


En lugar de perder energía culpabilizando fuera, usas esa energía para tu propio beneficio. Es un acto que requiere fortaleza, coraje y generosidad. Al débil le es más fácil poner la responsabilidad fuera, en lugar de usar la situación para aprender y crecer. Cuando perdonas, alcanzas un estado profundo de dignidad y conexión.


En lugar de reaccionar con miedo, huir o negar que tiene algún poder sobre lo que está sucediendo, debe tomar medidas para evitar comportamientos dañinos recurrentes.


Debe reconocer los comportamientos que no son saludables, sin juicio, y asumir la responsabilidad.



¿Por qué me cuesta perdonar?

La verdad es que todos nos negamos a perdonar a veces, pero una cosa es no perdonar una situación aislada y la otra es tener un patrón de respuesta automático de no perdonar nunca nada.

 

Ante todo, debes saber que no hay factores innatos que puedan impedirnos perdonar, ni tampoco se ha encontrado ninguna base química para no perdonar.


La mayoría de limitaciones a la hora de perdonar tiene que ver con:

  1. la ignorancia. En primer lugar, por no saber qué es en realidad el perdón y, en segundo lugar, por no saber cómo llevarlo a cabo. Te has preguntado alguna vez: ¿qué significa para ti perdonar, ¿qué tendrías que hacer para perdonar?, ¿qué estás dispuesto a perdonar y qué no? o ¿cómo sabes si ya has perdonado?


2. el hábito. Según Fred Luskin: “La vacilación para perdonar es principalmente una cuestión de motivación. . . y nuestra tendencia a continuar reaccionando al dolor de maneras que no funcionan”.

 

La razón principal por la que las personas no perdonan es porque no saben qué es ni cómo perdonar. Carecen de la información y las herramientas. La buena noticia es que el perdón es una habilidad que se puede aprender, igual que aprender a jugar un nuevo deporte, hablar un nuevo idioma, etc. Y como toda habilidad, al principio se siente extraña, desconocida y tal vez incómoda…y con la práctica se vuelve natural, familiar, se perfecciona, etc.

 

Luego, están nuestras creencias o conjunto de ideas preconcebidas sobre el perdón, ideas que van acompañadas de sentimientos que las mantienen firmemente arraigadas en nuestro interior. Estas ideas proceden de nuestra familia, compañeros, maestros, religión, país y sociedad en general y se instalan en nosotros de por vida… hasta que decidimos reevaluarlas y actualizarlas.

 

Lo que creemos sobre el perdón puede provocar dos cosas: o nos abre o nos cierra posibilidades. Nuestro concepto del perdón determina nuestra disposición a perdonar y, por lo tanto, influye profundamente en el tono emocional de nuestra vida. 

 

Tenemos muchas ideas equivocadas acerca del perdón. Por ejemplo, tener las ideas citadas a continuación frena el poder perdonar: 

  • "Si perdonara, yo saldría perdiendo". 
  • "El 100 % de la culpa de que yo lo haya pasado mal es suya. Yo no tengo ninguna responsabilidad. 
  • "Tiene que pagar por lo que ha hecho. El dolor no desaparecerá a menos que haya justicia/venganza".
  • "Si le perdono, volverá a hacerme lo mismo".
  • "Si le perdono, tendremos que relacionarnos de nuevo".


La lista podría ser más larga, pero de momento piensa si tener estas ideas te dejarán o no ser feliz... 

 

Luego están también las ganancias secundarias. Siempre que persistimos en mantener un rasgo de personalidad o un comportamiento es porque conlleva beneficios asociados, aunque uno no tenga conciencia de ellos, que, en este caso, frustrarán el deseo consciente de perdonar. Algunos de los posibles beneficio de seguir manteniendo la rabia, el rencor o el odio podrían ser:


  •  Aferrarnos a una relación. Mientras te aferras a la rabia mantienes la relación con la persona con la que te has enfadado. Por ejemplo, un hombre o mujer se divorcia con el fin de alejarse de su cónyuge. Pero mientras se aferre al rencor, permanecerá ligado a esa persona (apego negativo o tóxico). Es posible que parezca más seguro aferrarse al rencor que olvidar, porque el olvido puede parecer una situación temible, desconocida, de insoportable soledad. El odio es una atadura tan fuerte como el amor. Cuando guardamos rencor es como si llevásemos una cadena atada a la muñeca con el otro extremo atado a la muñeca de la persona con la que estamos resentidos.


  • Seguir en el papel de víctima. Esta es quizá la ganancia secundaria que más nos incita a aferrarnos al rencor, porque mientras lo hacemos podemos culpar a otra persona de nuestra infelicidad. La culpa es del otro. Cuando llevas gran parte de tu vida sintiéndote víctima puede que haya una enorme resistencia a perdonar, porque al hacerlo renuncias a una buena parte de esa identidad. Perdonar no significa negar que hayas sido una víctima, quiere decir que el hecho de haberlo sido ya no domina necesariamente ni tu identidad ni tu vida emocional actuales. Es posible que hayas sido una víctima, pero tienes la posibilidad de vivir tu vida libre de esa mentalidad y hacerte responsable de tu felicidad y bienestar. Y mientras consideremos el problema como exclusivamente exterior a nosotros, es decir, mientras pensemos que no tenemos nada que ver con lo que sentimos, continuaremos siendo impotentes. Esto no quiere decir que los demás no contribuyan a nuestra felicidad o infelicidad, sino que en último término somos responsables de lo que sentimos (de aferrarnos a la rabia o rencor) y de tomar la decisión consciente de dejarla marchar y liberarnos.

 

  • Miedo a sentir el dolor de lo que sucedió. Una de las razones por las que las personas se aferran a sus odios con tanta obstinación es porque sienten que, una vez que el odio desaparezca, se verán obligadas a lidiar con un dolor que no podrán soportar. Sin embargo, no podemos sanar aquello que no podemos sentir... El primer paso para aprender a liberarnos de las emociones que nos incomodan es reconocerlas y aceptarlas. Las emociones son como las olas del mar: si no las reprimimos, aparecen, crecen y se van. Aquí tienes un ejercicio que te ayudará a sentirte en calma y recuperar el timón de tu vida cuando las emociones que estés experimentando te superen y se viven como insoportables.


  • Sentirse poderoso, fuerte, que dominas la situación. La adrenalina producida por la rabia y el resentimiento es una “ganancia secundaria” inconsciente. Esto puede frustrar el deseo de perdonar. No obstante, la sobreproducción de adrenalina, aunque parezca que da fuerza, causa tal desgaste al sistema nervioso, que a la larga puede provocar enfermedades físicas. En realidad, partimos de una situación de impotencia. Mientras no perdonas, estás atrapado por ese círculo vicioso y engañoso. Cuando transformas esa percepción distorsionada, abres el camino al perdón, donde está la salida y la libertad. Al perdonar, ya no hay desgaste energético de ningún tipo.

 

  • Las personas que rutinariamente se niegan a perdonar a menudo tienen lo que se llama un Trastorno narcisista de la personalidad. Los narcisistas tienden a ser implacables, creen que tienen derecho a derechos y privilegios especiales, ganados o no, son exigentes y egoístas. Esperan favores especiales sin asumir responsabilidades recíprocas y expresar sorpresa e ira cuando los demás no hacen lo que ellos quieren.

 

  • No ser rechazado o excluido de la familia (o cualquier otro grupo). A veces, el hecho de “no perdonar” es un patrón familiar, algo que se repite en la familia, a veces desde hace muchas generaciones, que ha pasado a convertirse en una ley familiar. Como seres humanos, estamos conectados con instintos de supervivencia y parte de sobrevivir significa pertenecer a un grupo, por lo que “salirse” de las normas o patrones familiares -perdonando- implica la posibilidad de ser rechazado o aislado. Sin embargo, cuando una persona perdona una rigidez familiar está generando una forma nueva de contacto para toda la familia y el inicio de la superación de dicho patrón. Todos somos resultado de nuestras experiencias, y todos estamos influidos por temas ancestrales. Desde la biología, la ciencia explica cómo nuestros genes están disponibles y se activan según se estimulan por el entorno. Básicamente son las vivencias familiares las que activan un gen u otro. Si los hábitos de la familia se perpetúan en el tiempo, automáticamente activan los mismos genes, generación tras generación, en todos los miembros de la familia. Muchas actuaciones inconscientes se deben a este material genético automatizado.


      Quien no perdona persiste en… 

  • Sostener la deuda, el resentimiento y la amargura. 
  • Mantener en sí mismo y en otros el daño sufrido. 
  • Alimentar el conflicto, la desesperanza y la venganza. 
  • Aumentar la distancia entre los implicados.


No perdonar y permanecer con dichas actitudes significa ponerse en riesgo de sufrir problemas físicos y psicológicos serios. durante los últimos diez años aumentan las pruebas científicas, sobre todo las procedentes del nuevo campo de la psiconeuroinmunología, que demuestran que la rabia, el rencor, la agresividad, la vergüenza y el sentimiento de culpabilidad crónicos están muy relacionados con la enfermedad física



¿Se puede perdonar todo?

La respuesta de Luskin es DEFINITIVAMENTE SÍ, siempre es posible perdonar, basándose en el hecho de que en cualquier situación dada hay personas que YA han optado por perdonar. Hay innumerables ejemplos a nuestro alrededor de personas que han perdonado en circunstancias extremadamente difíciles. Si lo permitimos, pueden inspirarnos a aplicar el perdón frente a cualquier desafío que enfrentemos en nuestras vidas. Algunas de las que, personalmente, más me impactan son las que ejemplifica Víktor Frankl, superviviente de los campos de exterminio nazis y autor de “El hombre en busca de sentido”; y la de las personas cuyos hijos han perdido la vida a manos de otras personas. 


El primer [obstáculo para el perdón] es nuestra tendencia a confundir una ofensa imperdonable con una incapacidad para perdonar. . . Nuestros principales obstáculos no son las ofensas en sí mismas sino la falta de herramientas con las que trabajar. Sólo imaginamos que es la naturaleza de la ofensa lo que es imperdonable. Sin embargo, si cualquiera de nosotros mira a su alrededor, encontrará personas que han perdonado la misma ofensa. . . Ninguna ofensa es imperdonable para todos. Si buscas siempre puedes encontrar a alguien que haya perdonado en una situación similar.”

 

- Fred Luskin -

Perdonar para poder amar(se)

La proyección es un mecanismo psicológico mediante el cual atribuimos a otras personas nuestros propios sentimientos, impulsos o pensamientos. Sobre todo aquellos que nos resultan inaceptables. Muy resumido, lo que la proyección nos dice es que todo lo que hay en nuestro interior es nuestro, por lo que si sentimos dolor, rabia, rencor o frustración con algo o alguien, en realidad la estamos sintiendo contra nosotros mismos.


Como todo está dentro de nosotros mismos, cada cosa que rechazamos es una parte propia que separamos de nosotros. Siempre que sentimos resentimiento hacia algo o alguien, en realidad estamos resentidos con nosotros mismos. Imagina que cuando eras pequeño tu padre te abandonó y a día de hoy no has conseguido perdonarle. Mientras no logres aceptar el abandono no podrás usarlo en tu vida y ser una persona completa. Es decir que en ti hay un juicio contra el dejar de lado, por lo que seguramente será muy difícil que uses esa forma de comportarte en tu vida, con las consecuencias negativas que ello tiene. Es muy probable que tiendas a quedarte pegado en relaciones, trabajos, proyectos, hábitos...ya que crees, inconscientemente, que dejar es malo. Es por este motivo que, al final se trata siempre de perdonarse a uno mismo.

 

Como todo es nuestro, mientras no resolvamos todas esas emociones y sentimientos “negativos” intensos no podemos perdonarnos. Y mientras no (nos) perdonamos, no podemos amar(nos). Y si no nos amamos ¿Cómo vamos a amar a otro?. El perdón es pues un paso imprescindible hacia el amor, ya que el resentimiento es su opuesto. 


Cuando perdonamos, nuestra perspectiva se amplía y vemos salida a las situaciones. Dejamos de tener que defendernos, de tener miedo, de culpabilizar fuera y dentro. Ya no tenemos que castigarnos, pues nos sentimos en paz con la existencia. 

 

Por otra parte, avances médicos han identificado que nuestro corazón tiene células inteligentes, que piensan y se reconocen, aunque de forma diferente al cerebro.  Se habla del “cerebro del corazón” debido a estas células. Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente.


Esta inteligencia del corazón es una inteligencia superior -nuestra sabiduría profunda, nuestro Maestro Interior- que se activa cultivando las cualidades del corazón: la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la paciencia, la cooperación, la aceptación de las diferencias, el coraje, el agradecimiento, la paz mental, la alegría, el optimismo, el perdón, la compasión, el amor… Todas estos sentimientos se traducen en reacciones bioquímicas mensurables que activan el innato sistema de curación del cuerpo físico y emocional, a la vez que contribuyen a la curación de los síntomas físicos.


PERDÓN

¿Cómo saber si has perdonado?

El renombrado autor y teólogo, el Dr. Lewis Smedes, explica en su libro, Perdona y olvida: sanar las heridas que no merecemos: Sabrás que el perdón ha comenzado cuando recuerdes a quienes te lastimaron y sientas el poder de desearles lo mejor”.


Asimismo, el Dr. Robert Enright, profesor de Psicología Educativa en la Universidad de Wisconsin-Madison, pionero indiscutible en el estudio científico del perdón y cofundador del Instituto Internacional del Perdón, una organización sin fines de lucro dedicada a la difusión del conocimiento sobre el perdón y la renovación comunitaria a través del perdón, define el perdón como la “ausencia de afecto, juicio y comportamiento negativos hacia un infractor y la presencia de afecto, juicio y comportamiento positivos hacia este mismo infractor”.


De modo que la cuestión es clara: 

  • Si sientes rabia, amargura, reproche, rencor, resentimiento, culpa, odio o alguna otra emoción negativa fuerte, significa que todavía no has perdonado. 
  • Si tienes sentimientos, opiniones y acciones positivas (amor y compasión) hacia el agresor y hacia ti mismo, o bien te sientes neutral y emocionalmente estable, has trascendido por completo tu dolor, perdonado y sigues adelante.


Webs Recomendadas acerca del Perdón

Escuela del Perdón, de Jorge Lomar. www.escueladelperdon.org

Escuela de Ho’oponopono. ww.mabelkatz.com/espanol

Association for Global New Thought. www.agnt.org

Beyond Intractability. www.beyondintractability.org

Hawaii Forgiveness Project. www.hawaiiforgivenessproject.org





Ejercicio Para Perdonar

Si hasta ahora no has conseguido perdonar, a continuación te propongo el siguiente ejercicio que puedes usar, con suerte, para ayudarte a comenzar el proceso del perdón hoy mismo, y dar un giro claramente favorable a tu vida. 


INICIAR PROCESO DEL PERDÓN



Referencias

Perdonar: Una decisión valiente que nos traerá la paz interior, de Robin Casarjian (2012)

Detenerse Mirar Perdonar Amar. Claves Para una Vida con Sentido, Enrique Guiraud (2014)

Perdonar es Sanar!: Libérese de Los Rencores Y Experimente Los Beneficios. Frederic Luskin (2014)

El Proceso de la Presencia. Brown, Michael, Editorial Namasté (2005)

Forgiveness Workbook, A Step by Step Guide. Eileen Barker

La ley del espejo. Yoshinori Noguchi (2010)

https://www.coaching-online.org/forgiveness-exercise/#2_Find_Empathy_For_Your_Aggressors

Aceptología. Gerardo Schmedling

Deja de ser tú, Joe Dispenza 


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Explora el fascinante mundo de la conciencia y la Ascensión a 5D. Descubre cómo esta elevada forma de percepción y evolución espiritual está transformando vidas y expandiendo la realidad. Obtén una visión profunda de los conceptos clave, los síntomas, los beneficios y el impacto de esta experiencia trascendental. ¡Prepárate para embarcarte en un viaje hacia una mayor comprensión de ti mismo y del universo que te rodea!
Locus de control
Por Cristina Gil Rigall 11 jun, 2023
¿Quieres entender cómo tu percepción de control influye en tu vida? Explora qué es el locus de control y cómo puede determinar tu nivel de éxito, bienestar y capacidad para enfrentar desafíos. ¡Descubre cuál es tu locus de control y cómo fortalecer tu locus de control interno para lograr una vida más satisfactoria!
Por Cristina Gil Rigall 20 mar, 2023
¿Cuáles son las distorsiones cognitivas más comunes? ( Continuación )
Creencias Limitantes
Por Cristina Gil Rigall 09 dic, 2022
Descubre en esta guía completa qué son las creencias, los diferentes tipos que existen y cómo influyen en nuestras vidas. Exploraremos ejemplos prácticos para comprender mejor cómo funcionan las creencias y te ofreceremos un test para evaluar tus propias creencias. ¡Aprende a identificar y desafiar tus creencias limitantes para lograr un crecimiento personal y alcanzar tus metas!
Estilos de comunicación
Por Cristina Gil Rigall 02 dic, 2022
Guía completa acerca de la asertividad. Descubre cómo esta habilidad fortalece y transforma por completo tus relaciones personales. Explorarás el arte de expresarte con respeto y autenticidad. ¡Aprende a comunicarte de manera efectiva y empoderada. Con muchos ejemplos prácticos y Test para evaluar tu propio nivel de asertividad.
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