¿Qué es la intimidad? Descubre su Significado y Importancia en las Relaciones

¿De dónde procede el miedo a la intimidad?

Cuando somos bebés la intimidad es algo natural y necesario; estar cerca de los padres o primeros cuidadores es la forma en que uno garantiza que se satisfagan sus necesidades de nutrición, cuidado, protección y afecto para poder sobrevivir.

Si tenemos miedo a la intimidad, muy probablemente signifique que nuestros primeros cuidadores -normalmente los padres- rechazaron nuestra necesidad de ellos cuando éramos niños y nos criticaron por ello, y/o usaron esa necesidad en nuestra contra. Especialmente nuestra madre, "cuya relación se convierte en el modelo que utilizaremos en el futuro para el contacto o intimidad en nuestras relaciones adultas". Si el contacto o conexión con ella fue débil y nuestras necesidades de seguridad, cuidado y amor no fueron satisfechas, podemos crecer temiendo el contacto y la cercanía. O por el contrario volvernos dependientes para que otros satisfagan siempre nuestras necesidades" (Victoria Cadarso, Abraza a tu Niño Interior), como una forma de que permanezcan a nuestro lado.

En hogares así, los padres suelen responder a los sentimientos, pensamientos o deseos del niño con dureza, intolerancia y no aceptación, como si la verdad de cómo se siente el niño y cómo piensa y lo que quiere fuera en contra de los padres de quienes depende.

Pueden incluso regañar al niño por ser irrespetuoso o desagradecido y minimizar o invalidar sus sentimientos. El mensaje que recibe el niño es que la forma en que siente, piensa y lo que quiere o no quiere es inválido, vergonzoso y está en conflicto directo con los sentimientos, pensamientos y deseos de los padres. Lo que quiere decir que el niño está “equivocado” y es “malo”.

De esta manera, el pequeño crece experimentando el mundo como un lugar no seguro y no confiable. Lo que en la edad adulta le llevará a buscar la proximidad desesperadamente ( estilo de apego ansioso) o evitar la proximidad (estilo de apego evitativo).

Estilo de Apego Evitativo

La forma en que formamos relaciones como adultos tiene mucho que ver con la forma en que formamos nuestros primeros lazos sociales como niños con nuestros padres. Esto es lo que sugiere la teoría del apego, del psiquiatra y psicoanalista John Bowlby, muy conocida e investigada en el campo de la psicología.

El comportamiento de nuestros primeros cuidadores con nosotros es el primer ejemplo de relación que conocemos y el que nos informa sobre cómo funcionan las relaciones. Cuestiones como : ¿soy tenido en cuenta? ¿me van a cuidar otras personas? ¿puedo confiar en ellas? ¿puedo encontrar apoyo en ellas? ¿puedo ser auténtico y expresarme libremente en ellas?, etc., las aprendemos e interiorizamos en función de cómo responden nuestros padres a nuestras necesidades.

Cuando los padres crían al bebé en un ambiente seguro, están en sintonía con su pequeño, están emocionalmente disponibles y son sensibles a sus necesidades de manera coherente, lo más probable es que éste desarrolle un estilo de apego seguro. Los niños con apego seguro son más capaces de regular sus emociones, se sienten más seguros al explorar su entorno y tienden a ser más empáticos, afectuosos, estables y confiados que los que tienen un apego inseguro.

Sin embargo, si el niño percibe que sus necesidades básicas y emocionales no están cubiertas, le costará confiar en las personas y percibirá los vínculos sociales como inseguros, inestables o incluso peligrosos.  Formará uno de los tres tipos de patrones de apego inseguro con sus padres (evitativo, ansioso o desorganizado).

La principal estrategia de apego empleada por los niños con apego evitativo es no mostrar nunca externamente un deseo de cercanía, calidez, afecto o amor. Lo que no significa que los adultos con apego evitativo no quieran relaciones o no disfruten pasando tiempo con su pareja. Es sólo que tienden a sentirse incómodos conforme las relaciones se van volviendo más íntimas. Estas personas te permitirán estar cerca de ellas, pero no te dejarán "entrar" y evitarán las muestras de cercanía e intimidad.

Otra forma de rechazo a la intimidad ocurre cuando un niño percibe que expresar su propia verdad, ser él mismo, podría ser peligroso para los padres. Por ejemplo, si uno de los padres tiene depresión o incluso tendencias suicidas, el niño aprende a no compartir nunca sus pensamientos y sentimientos (especialmente negativos) porque si lo hace, podría causar el colapso de sus padres. En este escenario, el niño aprende a reprimirse para preservar el bienestar de sus padres. Por ejemplo, el hecho de no llorar cuando siente algún temor o angustia podría significar permanecer físicamente cerca de los padres. Quienes podrían alejarse de ella si en cambio la ven sentirse mal y no saben, no pueden o no quieren acompañarla.

Así, el niño va aprendiendo que sus padres y otras personas no pueden aceptar sus emociones, pensamientos, deseos y evita acudir a ellos (y luego a otras personas) para obtener lo que necesita. De modo que aprende a desconectarse de sus necesidades y va desarrollando una tendencia hacia la autonomía e independencia y mantiene la ilusión de que puede cuidarse y consolarse completamente a sí mismo.  Como resultado, tienen poco deseo o motivación para buscar ayuda o apoyo de otras personas. En definitiva, evita mostrarse tal cual es, por lo que acaba desconectando de su verdadera esencia.

Una cosa que tenemos que aceptar es que si tuvimos esta experiencia en la niñez, casi con seguridad, nuestro corazón está dañado. Y, posiblemente, no sanó porque nunca encontramos una manera de resolver ese dolor.

¿Cómo perder el miedo a la intimidad?

La cercanía implica inevitablemente sentimientos de vulnerabilidad. Debido a que la persona que teme la intimidad ha aprendido a evitar, ignorar o reprimir sus propios sentimientos, pensamientos y deseos, tiende a hacer lo mismo con otras personas que la rodean. Por lo que, a menudo, es etiquetada como poco empática, fría o incluso cruel.

Cuando alguien demuestra amor y desea conectarse con una persona que teme la intimidad, ésta entra en conflicto con lo que cree que es posible para ella y con su propia visión de sí misma. Como resultado, sospecha o desconfía de la relación y se despierta en ella el sentimiento profundamente arraigado que desarrolló en la infancia de que es un individuo intolerable, defectuoso, una vergüenza, en definitiva. Para alejarse del dolor de esa sensación, se desconecta de esos sentimientos y crea problemas o tensión en la relación hasta que acaba alejando a la persona que lo ama.

Si estás luchando con el miedo a la intimidad...

1. Elige conscientemente aprender a entrar en contacto con tus emociones y sentimientos. De la misma manera que una brújula te dice dónde te encuentras en el espacio y en qué dirección ir, tus emociones te dicen qué vibración estás sosteniendo actualmente y en qué dirección ir para mejorar esa frecuencia personal para que las circunstancias de tu vida se alineen con tus deseos.  Aquí tienes un ejercicio simple y poderoso para aprender a sentirte cerca de tus emociones.

2. Cambia tu patrón. Lo que realmente necesitas es conexión, cercanía y ser realmente visto, sentido, escuchado y entendido por alguien que pueda satisfacer tus necesidades de una manera amorosa y cálida consistentemente. Necesitas experimentar que puedes ser amado por lo que eres, no por lo que puedes hacer o por lo que logras. Si estás habituado a salir corriendo cada vez que empiezas a sentirte cerca de alguien, haz algo diferente, aunque se sienta incómodo. Comprométete a convertirte en un/a experto/a en las personas de tu vida, especialmente de tu pareja. Para conseguirlo, tendrás que priorizar tus relaciones, en lugar de seguir “escondido” detrás de tu trabajo o de tus pasatiempos (o de cualquier otra actividad que no implique una fuerte conexión).

3. Sé responsable. Mantenerte al margen de los asuntos de los demás o no querer rendir cuentas ante ellos hacen imposible la intimidad. Todos tenemos una parte interna que quiere espontaneidad y libertad y, a veces, tener que dar explicaciones a otro se siente como que te cortan las alas o te controlan. Sin embargo, no hay mayor libertad que elegir, libre de creencias inconscientes y demás influencias, en qué queremos emplear nuestra energía, nuestra atención y nuestro tiempo. Las buenas relaciones no se consiguen por suerte ni por casualidad, son el resultado de la decisión libre de querer tener una gran relación. Una vez nos comprometemos y nos hacemos responsables de aquello que elegimos -entregarnos a una relación, por ejemplo-  asumimos el poder de hacer lo que libremente queremos. Se trata de cambiar el “tengo que” por el “quiero”. Sólo entonces uno puede empezar a dar pasos para vivir eso que elige. La responsabilidad es la capacidad de entregarse en el momento presente, ahora mismo, hoy. Sin agobiarse por si en el futuro uno será capaz de seguir manteniendo tal compromiso.

4. Sé realista y ten fe. Todas las parejas discuten o tienen problemas. Ningún ser humano es perfecto. La idea, poco realista, de que una relación implica estar de acuerdo en todo, tener los mismos gustos, opiniones, preferencias, educación, pasado… te predispone a la frustración y la decepción. Puedes convencerte de que tu pareja es la causa de tu frustración, pero tú eres la causa de tu propia frustración debido a tus expectativas poco realistas que hacen que creas que una buena relación es imposible de lograr, así que ¿Para qué molestarse?"

5. Sé consciente de cuándo estás alejando a la gente. Podrías tomártelo como un juego y pedir a las personas que te digan cuando algo que dices o haces se siente como un rechazo para ellas. Si te has desconectado de tu cuerpo, de tus sentimientos, pensamientos y deseos, no eres muy consciente de ti mismo. Y la conciencia de uno mismo es la clave para reconocer tus comportamientos antes de que los pongas en práctica y dañen tus relaciones.

6. Maravíllate con lo desconocido. La intimidad es inalcanzable para quienes no están dispuestos a aceptar el desafío de volverse vulnerables en sus relaciones importantes, y particularmente en su relación principal. Toma riesgos. Nada es más hermoso y liberador que no tener nada que ocultar. Cuando las personas están dispuestas a mostrarse honestamente, se liberan del aislamiento y la soledad. ¿Quién no quiere una relación en la que pueda expresar quién es enteramente? Elige libremente a un confidente digno de tu confianza con quien aventurarte y arriesgarte a abrir tu corazón. La seguridad y la protección son solo ilusiones que nos mantienen anclados en lo conocido y familiar y nos llevan a perdernos el regalo de lo "nuevo".

7. Sé asertivo. Aprende a comunicar tus necesidades desde el yo,  sin generalizar. y elegiendo el mejor momento para ambos. A menudo utilizamos palabras como "siempre", "nunca" cuando expresamos lo que deseamos, además, de hacer declaraciones generales sobre la personalidad del otro. Por ejemplo: "Siempre miras por ti, nunca prestas atención a mis necesidades, ¡eres un/a pésimo/a compañero/a!". Comenzar una comunicación así, atacando y generalizando, casi siempre terminará en una discusión. Usa en adelante esta fórmula para lograr una conversación productiva y amorosa que conduzca a la resolución de conflictos:

"Me siento X cuando sucede Y y preferiría Z"

Un ejemplo de esto se vería así: "Me siento ignorado/a y menospreciado/a (X) cuando no tienes en cuenta mis deseos (Y) y preferiría que me preguntases cuando tenemos que decidir qué hacer en nuestro tiempo libre (Z). Comenzar las conversaciones desde un espacio vulnerable -compartiendo cómo te sientes- permite a tu pareja escucharte plenamente y asimilar lo que estás diciendo sin enfados, ni gritos, ni ataques.

Tú, yo, todos estamos aquí para amar y ser amados. Y nada nos hace brillar tanto como el amor. La intimidad emocional tiene muchas ventajas: podemos compartir nuestros pensamientos y sentimientos abiertamente, recibimos apoyo y tranquilidad, nos sentimos escuchados, apreciados, valorados y, en consecuencia, nos sentimos tranquilos y seguros.

La intimidad emocional puede proporcionarnos una sensación de estabilidad: no vamos solos por la vida; tenemos alguien en quien confiar. Si nos sentimos seguros y valorados por los demás, también podemos mantener una mayor autoestima y una perspectiva más positiva de la vida.

Ya sea que estés empezando a salir con alguien o lleves años junto a una pareja, la intimidad juega un papel vital en tus relaciones. ¿Qué necesitas para sentirte completamente amado por ti? ¿Qué haría falta para que tu pareja se sintiera completamente amada por ti?

Busca la respuesta a esta pregunta y encontrarás una invitación a experimentar una de las experiencias humanas más elevadas: la intimidad profunda.

Y si tienes dificultades con la intimidad, recuerda que asistir a terapia te puede ayudar. Para obtener más información sobre cómo puedo ayudarte con tus problemas de intimidad, contacta conmigo, por favor... y empieza a cambiar tu patrón.